Elfreth, la calle residencial más antigua de América

En el barrio de la Ciudad Vieja de Filadelfia, cerca del río Delaware y de la Interestatal 95, en el estado de Pensilvania (EEUU), se encuentra una histórica calle adoquinada con 32 casas construidas en estilos georgiano y federal.

Estas casas, con sus viejos floreros, contraventanas y fachadas de ladrillo, ofrecen a los visitantes un vistazo de cómo era Filadelfia a principios del siglo XVIII.

El callejón de Elfreth lleva el nombre de Jeremiah Elfreth, un herrero y especulador de tierras, que construyó y alquiló muchas de las casas del callejón. A menudo los hogares se alquilaban a otros artesanos como los navieros, los forjadores de plata y de peltre, sopladores de vidrio, zapateros, constructores de vagones o carpinteros, entre otros. Estas personas eran la columna vertebral de la Filadelfia colonial.

El Callejón de Elfreth no apareció originalmente en los planos de William Penn para Filadelfia. Penn quería construir Filadelfia más como una ciudad rural inglesa con amplias calles, jardines y huertos. Pero la demanda de tierras cercanas al río Delaware borró el sueño de Penn de una bucólica ciudad rural.

Los habitantes de la ciudad, que se componían principalmente de comerciantes y artesanos, abarrotaron las proximidades del río Delaware, cerca de los puertos a los que llegaban los bienes y materiales. Para aliviar el hacinamiento y facilitar el acceso al río, dos terratenientes, Arthur Wells y John Gilbert, combinaron sus propiedades entre las calles Front y Second para abrir el callejón de Elfreth.

A lo largo del siglo XVIII, los almaceneros, zapateros, lebanistas, sastres y otros muchos que vivieron en el callejón Elfreth, llevaron paulatinamente sus negocios fuera de sus hogares. Las casas que habitaban oscilaban entre dos y cuatro pisos, y los residentes usaban a menudo la sala principal en el primer piso como lugares de trabajo y tiendas, mientras que la cocina y los niveles superiores servían como espacios privados para la familia.

A finales del siglo XIX y principios del XX, la Revolución Industrial transformó el callejón y sus alrededores. Quizás la primera fue una fábrica de estufas que en 1868 tomó su lugar en una fila de casas residenciales.

Eventualmente, las fábricas rodearon el callejón de Elfreth. A medida que pasaron los años, los inmigrantes de Irlanda, Italia y más tarde Rusia, acudieron a la calle para aprovechar los numerosos trabajos de fábrica en la zona.

A lo largo de las décadas, el callejón de Elfreth perdió su importancia y las casas quedaron abandonadas. En la década de 1930, se fundó la Asociación del Callejón de Elfreth y comenzaron a recaudar fondos para comprar y restaurar las casas.

La asociación ayudó a salvar la calle de la demolición y también presionó a la ciudad para restaurar el nombre del callejón a "Callejón de Elfreth", pues había sido designado como "Cherry Street" algunos años antes como parte de un programa de simplificación de la calle.

Hoy en día, el callejón de Elfreth, referido como "la calle residencial más vieja de América" es un punto de referencia histórico nacional.






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