Casey: la pequeña ciudad de las cosas gigantes

En poco más de 3 kilómetros cuadrados y con menos de 3.000 habitantes, la ciudad de Casey en Illinois podría ser una de las ciudades más pequeñas de los Estados Unidos, pero a su vez, hogar de algunas de las cosas más grandes en el mundo.

Estas cosas increíbles y de grandes dimensiones incluyen un carillón de viento, una mecedora, agujas de tejer, un buzón, una horca, un par de zapatos de madera, una moneda, una jaula, una vara de medir, un lápiz, una espiga de trigo, un cactus y muchas más. Ocho de ellas tienen un hueco en el Libro Guinness de los Récords.

Detrás de todas estas grandes atracciones se encuentra un hombre de negocios local llamado Jim Bolin. Bolin es el vicepresidente de Bolin Enterprises Inc., que comenzó como un pequeño taller de pintura en el garaje de su casa familiar.

Hoy en día emplea a 240 personas y hace oleoductos y trabajos de mantemiento con gas natural para casi la mitad del país. Pero no todas las empresas de Casey compartieron el éxito de Bolin. A través de los años, Bolin vio como varios negocios cerraban sus puertas, como una fábrica de zapatos, una tienda de herramientas, una ferretería, una tienda de alimentación... Cuando la recesión golpeó a finales del año 2000, incluso Bolin comenzó a sentir el crujido. Fue entonces cuando decidió que necesitaba impulsar el turismo en la ciudad para ayudar a la economía local.

Estando en un negocio de "tubos", Bolin tenía acceso a gran número de ellos y decidió estar a la moda creando un carillón de viento gigante. Esta creación le tomó a Bolin dos años. Cuando la terminó en el año 2011, el carillón de viento gigante tenía 16,5 metros de altura. A partir de ahí, las ideas de objetos gigantes fueron unas detrás de otras.


Bolin junto a una de sus creaciones.

Bolin contaba entre sus empresas con un taller de pintura y un taller de soldadura. También tenían acceso a materiales como viejos postes de teléfono (que se utilizaron para hacer la mecedora) y tanques de petróleo (que se convirtieron en la parte superior de un buzón gigante y la parte inferior de la jaula de un pájaro). Casi todas las cosas que se utilizaron para construir estos objetos fueron recicladas.

Una de las condiciones para que en el Libro Guinness aceptara estos objetos era que tenían que ser funcionales. Así que cuando Bolin hizo las agujas gigantes, se acordó de su primo Jeanette Huisinga, dueño de una tienda de lana en la ciudad, y comenzó a tejer lo que podría ser el inicio de la bufanda más grande del mundo. Ahora, las mayores agujas de tejer del mundo se presentan en las inmediaciones de la tienda de Huisinga.

Por otra parte, existe una tienda de dulces que comparte el mismo edificio en el que se sitúan los zapatos de madera más grandes del mundo, visitados cada día por cientos de turistas. Los visitantes lanzan monedas dentro de los zapatos para atraer la buena suerte. El dinero que se recoge periódicamente de los zapatos se dona al condado de Clark, en Nevada. Del mismo modo, en el buzón más grande del mundo se venden tarjetas postales a los turistas que visitan la pequeña ciudad. Un centenar de tarjetas postales son selladas cada día por la oficina de correos con el matasellos especial del buzón más grande de un mundo.

Bolin tiene varias ideas más previstas para varias creaciones en los próximos meses. Es de esperar que próximamente podamos ver un martillo gigante, un caballito de madera, grandes bates de béisbol o un palo de golf, entre otros.


Bolin en su taller junto a dos de sus obras en construcción.






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