El cerdo de Lucerna (junto al león)

Lucerna cuenta con varias atracciones turísticas de gran afluencia de público pero, quizá, la más importante de ellas, sea el "León de Lucerna".

El León de Lucerna es una escultura de un león mortalmente herido que se ubica en la roca de un antigua cantera de piedra arenisca cerca Lucerna, en el centro de Suiza.

El monumento fue dedicado en memoria de los guardias suizos que perdieron sus vidas defendiendo el Palacio de las Tullerías en París durante la Revolución Francesa de 1792. El león moribundo simboliza el coraje, la fuerza y ​​la voluntad de los soldados para morir en vez de traicionar su juramento de servicio.

En los últimos dos siglos, cientos de millones de turistas han visto este monumento que Mark Twain describió como "la pieza de piedra más triste y conmovedora del mundo". Pero pocas personas son las que se dan cuenta, al mirar el monumento, de que no hay uno, sino dos, los animales diferentes tallados en la cara de la roca.

¿Ves los dos animales? ¿O solo al león?

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(Más adelante descubrimos el segundo animal).

Los soldados mercenarios suizos contaron con una larga tradición de servir a gobiernos extranjeros. Largamente reconocidos por su valor, estuvieron en una demanda particularmente alta en Francia y España a lo largo de la Edad Moderna de la historia europea.

El incidente ocurrido en el Palacio de las Tullerías tuvo lugar el 10 de agosto de 1792, cuando una muchedumbre de parisinos de clase obrera asaltó el palacio y abrumó y masacró a la Guardia Suiza cuando la familia real huyó a través de los jardines. Más de seiscientos guardias suizos que defendían las Tullerías perecieron durante los combates. Alrededor de doscientos más murieron en prisión por culpa de las heridas sufridas o fueron asesinados durante las masacres que continuaron en septiembre.

Lion Monument @Lucerne

Uno de los guardias suizos, el segundo teniente Pfyffer von Altishofen, estaba de vacaciones en Lucerna cuando los dramáticos acontecimientos en las Tullerías tuvieron lugar. Pfyffer permaneció en servicio hasta 1801, cuando su regimiento fue disuelto, para posteriormente volver a Lucerna. De regreso a casa, Pfyffer comenzó a preparar planes para un monumento que honraría y conmemoraría a sus camaradas que habían caído en París.

Lion sculpture Lucerne

Pfyffer tuvo que mantener sus planes en secreto porque Suiza estaba bajo dominio francés en aquel momento y un monumento dedicado a los defensores de la monarquía era una imposibilidad política. Después de que los tiempos de la revolución terminasen y los suizos recuperaran su independencia en 1815, Pfyffer puso sus planes en acción.

Luzern, Switzerland

Pfyffer quiso encargar al famoso escultor danés clasicista Bertel Thorvaldsen el diseño del monumento. Hizo un llamamiento público para recaudar fondos y muchos contribuyeron, pero no todos. Los liberales, en particular, desaprobaron el monumento. Pfyffer no obtuvo lo suficiente como para contratar a Bertel Thorvaldsen, o al menos eso se creía. La falta de fondos no desalentó a Pfyffer, quien de alguna manera logró persuadir a Thorvaldsen para el trabajo.

De acuerdo con una documentación del Museo Thorvaldsen, Pfyffer ocultó deliberadamente el hecho de que no tenía suficiente dinero para pagar al artista. Las relaciones entre los dos también se deterioró durante las últimas etapas del contrato de la escultura, cuando Thorvaldsens no pudo entregar el trabajo en el momento oportuno. Pfyffer se frustró con los retrasos que atribuía a "la lúgubre indiferencia de Thorvaldsen hacia el pueblo que esperaba su trabajo".

Cuando Thorvaldsen se enteró de que no iba a ser pagado en su totalidad, indignado, decidió añadir algunos cambios de última hora a su escultura. Thorvaldsen modeló un león moribundo empalado por una lanza que simbolizaba a los guardias suizos caídos. Una de las patas del león cubría un escudo con la flor de lis de la monarquía francesa. A su lado, otro escudo llevaba el escudo de armas de Suiza.

Thorvaldsens no alteró la escultura misma por respeto a los soldados caídos. En cambio, sí que modificó la forma del habitáculo en el que se encontraría el león para asemejarse al contorno de un cerdo.

Mira el monumento ahora. ¿Ves el contorno de un cerdo?

El escultor suizo Pankraz Eggenschwyler fue asignado para la tarea de tallar el monumento del león en la cara del acantilado siguiendo el modelo de Thorvaldsen. Mientras trabajaba un día, Eggenschwyler cayó del andamio y murió. Un maestro de reemplazo del alemán llamado Lucas Ahorn fue contratado para completar la tarea, lo que hizo en 1821.

Al parecer, nadie se dio cuenta de la forma de cerdo hasta que se terminó la escultura. A día de hoy, se puede ver claramente la forma del cerdo. Sin duda fue un mensaje sutil pero claro de Thorvaldsens expresando su desprecio por los acontecimientos que vivió.






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