El túnel de Sarajevo, la esperanza

A cinco metros por debajo de la pista de aterrizaje del aeropuerto de Sarajevo, se encuentra un corto tramo de túnel que fue excavado durante el "sitio de Sarajevo" para llevar suministros a la ciudad.

Durante cuatro años, este túnel de 800 metros era la única conexión de la sitiada ciudad con el mundo exterior, y su apoyo a la vida.

En la primavera de 1992, cuando las fuerzas serbias rodearon la ciudad de Sarajevo, la capital de Bosnia y Herzegovina, y comenzaron un bombardeo de artillería y disparos de francotiradores, unos 300.000 ciudadanos se encontraron atrapados dentro de su perímetro.

Los serbios habían bloqueado todas las vías de acceso a la ciudad, así como los suministros de alimentos y medicamentos. También cortaron los suministros de agua, electricidad y calefacción. Así las cosas y con los ciudadanos muriendo de hambre, la ONU negoció un acuerdo con los nacionalistas serbios y aseguraron el aeropuerto para que la ayuda humanitaria comenzase a llegar a los más necesitados. Sin embargo, los suministros no fueron suficientes para la población.

Más allá del aeropuerto, en el territorio bosnio controlado por las Naciones Unidas, se respiraba libertad, pero los ciudadanos de Sarajevo simplemente no podían llegar hasta allí.

Los francotiradores serbios habían tomado posiciones en edificios altos y mantenían la vigilancia en la calle principal que conducía al aeropuerto de Sarajevo. A través de los ojos de sus rifles, observaban los movimientos y no dudaban en apretar el gatillo. Más de doscientas personas murieron en aquella calle, con más de mil heridos. Así, la calle se ganó el nombre de "Avenida de los Francotiradores".

Un ingeniero civil de Bosnia, Nedzad Branković, elaboró ​​los planos para construir un túnel que conectaría dos barrios en poder de las tropas bosnias: Dobrinja, situado dentro de las líneas de asedio serbio, y Butmir en el exterior.

La construcción del túnel comenzó en enero de 1993 y continuó durante los siguientes seis meses durante 24 horas al día. Los trabajadores, que trabajaban en turnos de 8 horas, comenzaron a cavar desde ambos extremos utilizando palas y picos, hasta que los dos extremos se unieron en el centro, debajo de la pista del aeropuerto de Sarajevo.

Originalmente el trabajo fue realizado por los hombres del ejército bosnio pero, más tarde, los mineros bosnios se unieron al proyecto. Estos hombres fueron pagados con un paquete de cigarrillos al día para cada uno. Los cigarrillos eran escasos, costosos y elementos de trueque muy apreciados.


Casa de Bajro Kolar, por la que se accedía al túnel en el lado de Butmir.

Al túnel se accedía a través de una casa anodina propiedad de un hombre llamado Bajro Kolar, cerca del aeropuerto. La entrada en el lado opuesto, en Dobrinja, estaba oculta dentro de un garaje de un edificio de apartamentos.

Todos los días, entre tres y cuatro mil personas y treinta toneladas de diversos bienes pasaban a través del túnel. Inicialmente, los suministros tenían que llevarse en la mano o sobre las espaldas de los soldados, hasta que se instaló una vía férrea, con carros empujados por los hombres. Con el tiempo, un oleoducto, cables eléctricos y una línea telefónica fue instalada a través del túnel.

Por otro lado, una bomba eléctrica rescataba el agua que con frecuencia se acumulaba en el interior del túnel. Esta acumulación de agua a veces llegaba a la cintura de quienes transitaban el túnel. Debido a que no había ventilación, el aire en el interior era rancio y fétido, lo que obligaba a todos a llevar una máscara.

Cuando los serbios localizaron el túnel en 1994, trataron de destruirlo mediante la intensificación de sus bombardeos en la zona en la que se supone que estaban las entradas, pero no lo consiguieron.

Cuando terminó la guerra, el túnel cayó en mal estado y la mayor parte se derrumbó y se inundó. Pero gracias a Bajro Kolar, a través de cuya casa se entraba al túnel en el lado de Butmir, una breve sección del túnel se conservó y se construyó posteriormente un museo en sus proximidades.


Paredes del museo llenas de agujeros de bala de la guerra.

Hoy en día, es uno de los sitios más visitados de la capital bosnia, con cientos de visitantes diarios. Extrañamente, el Museo del Túnel de Sarajevo pertenece una empresa totalmente privada sin el apoyo del gobierno, a pesar de su importancia histórica.


Actual aspecto de la entrada sur del túnel, fuera de las líneas de asedio.


Primer plano de la entrada al túnel.






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