Acueducto Carolino en el valle de Maddaloni, Italia

Uno de los lugares más emblemáticos del Palacio Real de Caserta (Caserta, Campania, Italia) es la cascada ubicada detrás del edificio.

Sin embargo, cuando se comenzó a construir el palacio el agua no fluía naturalmente desde las colinas circundantes para alimentar las caídas.

En 1753, cerca de San Leucio, comenzaron los trabajos en un acueducto para suministrar agua al Palacio Real de Caserta. El acueducto fue diseñado por Luigi Vanvitelli, quien también diseñó el Palacio Real, por encargo del Rey de Nápoles Carlos VII. La obra se llamó Acquedotto Carolino (Acueducto Carolino) en honor del rey. Cuando se completó la construcción en 1770, se le consideró una de las mayores obras arquitectónicas y de ingeniería del siglo XVIII.

El agua provenía de los manantiales del monte Taburno y se transportaba principalmente bajo tierra. La parte más impresionante del acueducto, también conocido como acueducto de Vanvitelli, es el puente de toba de 1736 pies (529 metros) de largo sobre el valle de Maddaloni, entre el monte Longano y el monte Garzano.

El puente sigue el modelo de los antiguos acueductos romanos y se compone de tres niveles de arcos, con una altura total de casi 183 pies (56 metros). En el momento de su finalización, fue el puente más largo de Europa y a día de hoy se conserva perfectamente, habiendo sobrevivido a varios terremotos fuertes que azotaron el área a lo largo de los siglos.

Debajo del puente, un osario contiene los restos de soldados que perdieron la vida durante la Batalla del Volturno entre el ejército de Giuseppe Garibaldi y el Reino de las Dos Sicilias en 1860, durante la Expedición de los Mil. Otros dos puentes más pequeños cruzan los valles circundantes antes de llegar finalmente a las colinas sobre Caserta.

Desde 1997 el Acueducto Carolino es parte del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.