Los caballos salvajes del desierto del Namib

Las llanuras alrededor de Garub, en la franja oriental del desierto del Namib, a lo largo de Namibia, no son un paraíso. La tierra es estéril, el clima seco y caliente, y la vegetación, escasa.

Sin embargo, a lo largo de las décadas, un grupo de caballos salvajes han logrado adaptarse a las duras condiciones, haciendo del desierto su hogar.

Entre 90 y 150 caballos salvajes forman lo que hoy en día es una de las poblaciones de caballos más aisladas del mundo, y la única manada salvaje que reside en África.

Hay muchas teorías sobre cómo los caballos llegaron a este lugar. Una teoría plausible es que son descendientes de caballerías que las tropas alemanas utilizaron durante su ocupación de África del Sudoeste. Durante la Primera Guerra Mundial, algunos de estos caballos podrían haberse escapado o haber sido liberados en el desierto una vez que las tropas abandonaron la zona en el año 1915. Con el tiempo, los caballos se congregaron en las llanuras de Garub en torno a un pozo, cavado para abastecer de agua a las locomotoras de vapor de una estación de tren cercana. Un lugar de riego desarrollado en torno a este pozo hizo que Garub se convirtiera en el lugar central de residencia para los caballos.


Caballos descansando a la sombra junto a una estación de tren abandonada.

Otro factor que ayudó a los caballos a sobrevivir fue el descubrimiento de diamantes alrededor de Kolmanskop, cerca de la ciudad portuaria de Lüderitz, en 1908. Los colonos alemanes rápidamente sellaron la región, creando un área restringida de 350 kilómetros cuadrados conocida como Sperrgebiet. Garub se encuentra dentro de Sperrgebiet.

Nadie podía entrar a Sperrgebiet. Esta política mantuvo a los cazadores alejados de los caballos, permitiendo que vivieran libres de la interacción humana. Durante los siguientes cien años, a través del proceso de selección natural, los caballos se convirtieron en una raza propia, resistentes a la sequía y el calor. En verano, a cuarenta grados de calor, un caballo del desierto del Namib puede aguantar sin agua hasta 30 horas. En invierno, pueden durar incluso más tiempo, alcanzando aproximadamente 72 horas sin agua.

Para el sustento, los caballos comen hierba en el desierto, complementando su escasa dieta con piezas de sus propios excrementos. Sorprendentemente, el estiércol de caballo parece ser una buena fuente de alimento que contiene casi tres veces más grasa que la hierba seca de la zona y casi el doble de proteínas. Aunque, eso sí, después de una buena lluvia, cuando el césped se vuelve abundante, la búsqueda de alimento se vuelve menos estresante. Durante estos períodos "felices", los caballos se alimentan de noche y permanecen cerca del pozo de agua, bebiendo durante todo el día.


Pozo de agua en Garub, con un refugio para los visitantes al fondo.

En 1977, cuando la empresa minera reemplazó sus máquinas de vapor por locomotoras diesel y el bombeo de agua se detuvo, muchos caballos murieron de deshidratación. A continuación, un empleado solicitó a la empresa minera abastecer de agua a los caballos, consiguiendo que se instalase un par de tanques de almacenamiento y un abrevadero para los caballos. Hoy en día, el pozo de Garub se mantiene específicamente para los caballos.






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