¿Cómo de difícil puede llegar a ser el remolcar un viejo coche a un depósito de chatarra para desmantelarlo, aplastarlo y reciclarlo? Si le preguntas al consejo de Corris Uchaf, en el norte de Gales, la respuesta es… demasiado.
Durante décadas, los residentes de este pequeño pueblo han estado tirando, literalmente, sus vehículos antiguos, televisores, refrigeradores y otros artículos domésticos rotos a través de un agujero en las montañas.
Corris Uchaf estuvo una vez rodeado de multitud de canteras de pizarra. Sin embargo, no todo es eterno y el producto que extraían se agotó, quedando las canteras abandonadas. Aquellas canteras, sin ningún tipo de uso, se utilizaron como vertederos para todo tipo de basura.
La cantera que vemos en las imágenes que acompañan a estas líneas es la mina de pizarra Gaewern, que se abrió a principios de 1800 y funcionó hasta 1906, cuando la falta de demanda de pizarra llevó a su cierre. Después de la Primera Guerra Mundial, la mina revivió y tuvo actividad esporádicamente hasta su cierre final en 1971. Su transición a un depósito de chatarra subterráneo comenzó algún tiempo después.
Los habitantes de Corris Uchaf utilizaron Gaewern y decenas de antiguas canteras como basurero. Sin embargo, el pequeño secreto del pueblo fue descubierto por exploradores urbanos hace un par de años. Las fotografías de metales, plásticos, maderas… enredadas entre automóviles oxidados fueron sido captadas por fotógrafos y exploradores de cuevas de toda Gran Bretaña. Así, la mina Gaewern fue sido apodada «la Caverna de las Almas Perdidas«.
Explorando la Caverna de las Almas Perdidas