Cementerio Okunoin, el más grande de Japón

En una tranquila zona boscosa de la Prefectura de Wakayama, al sur de Kioto y Osaka (Japón), se encuentra el antiguo pueblo de Koyasan, o Monte Koya, conocido como el epicentro de la escuela Shingon del budismo. El budismo Shingon se introdujo en Japón a principios del siglo IX por Kobo Daishi, una de las figuras religiosas más importantes de Japón. Kobo Daishi construyó un templo en la cima de una montaña aislada de Koyasun, como un lugar en el que pudiera meditar. Desde entonces, más de cien templos y monasterios han surgido en torno a esta sede.

Koyasan es también la ubicación del cementerio más grande de Japón, Okunoin, que se extiende por más de 2 kilómetros, siendo el hogar de más de 200.000 tumbas de monjes budistas en su mayoría. El propio Kobo Daishi permanece enterrado aquí, aunque según cuenta la leyenda, no está muerto, sino en una meditación eterna. Son muchos los que han querido estar cerca de Kobo Daishi en la muerte para recibir la salvación, incluyendo prominentes monjes y señores feudales, quienes han tenido sus tumbas erigidas en este lugar a lo largo de los siglos. De acuerdo con la escuela de pensamiento budista Shingon, ya no hay muertos en Okunoin, únicamente espíritus.

Las tumbas del cementerio de Okunoin se encuentra a ambos lados de un largo y místico camino que serpentea a través de los árboles de cedro por una distancia de 2 kilómetros, finalizando en el mausoleo de Kobo Daishi. Antes del mausoleo, se encuentra el "Torodo Hall" o "Torondo", un pabellón conocido como el pabellón de la linterna, en el que cuelgan 10.000 lámparas. Dos de estas lámparas se dice que han estado ardiendo continuamente desde el año 1088 antes de Cristo, siendo una de ellas de un antiguo emperador y la otro de una campesina que rezaba por sus difuntos padres.

Detrás de Torodo Hall, se encuentra el mausoleo de Kobo Daishi, el Gobyo, el lugar de su meditación eterna. Todos los días, un grupo de monjes recitan sutras en voz baja.

El Monte Koya es un lugar muy sagrado para los japoneses, por lo que se debe tener cuidado al visitar el cementerio. Es importante comportarse con exquisito respeto. Las fotos, comida y bebida están prohibidas aquí. Toda esta región de la montaña de Kii, junto con otros dos sitios sagrados, "Yoshino y Omine", y "Kumano y Sanzan", fueron designados como Patrimonio de la Humanidad en 2006.

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