El Tren de la Muerte de Stalin

En las afueras de Salejard, la capital de la región autónoma de Yamalo-Nénets, en Rusia, en el borde del círculo polar ártico, se encuentran los restos abandonados del infame Ferrocarril Salejard-Igarka, conocido también como el "Ferrocarril de la muerte" o "Camino de la muerte".

Este tramo ferroviario de 1300 kilómetros de longitud iba a ser parte de la línea principal "Transpolar" de Stalin. Estaba proyectado para conectar la parte oriental y occidental de Siberia, extendiéndose desde la ciudad de Inta, en la república autónoma de Komi, a través de Salejard hasta Igarka, a orillas del río Yeniséi. El ferrocarril nunca fue terminado y, sin embargo, decenas de miles de trabajadores forzados a trabajar en el proyecto perdieron sus vidas.

La mayoría de los trabajadores fueron reclutados a partir del sistema de gulag soviético, por el cual los ciudadanos eran condenados por delitos políticos.

Un "delito político" por aquel entonces podría significar cualquier cosa como haberse presentado tarde en el trabajo, escribir poesía políticamente incorrecta, pasar el tiempo como prisioneros de guerra alemanes o el robo de remolacha para alimentar a los más pequeños. Las autoridades marcaban a estas personas como "enemigos del pueblo" y les enviaban a campos gulag en los que eran sometidos a sufrimientos indecibles y torturas.

El plan original fue construir un puerto en Salejard, en el río Obi, y poder transportar materiales desde las fábricas en el oeste de Siberia (fábricas como las de níquel en Norilsk) a través del sistema fluvial. Sin embargo, cuando se descubrió que las aguas eran demasiado poco profundas para los buques, un nuevo puerto fue construido en Igarka, en el río Yeniséi.

Posteriormente se decidió conectar Salejard a Igarka mediante un ferrocarril, con la posibilidad de poder enlazar con el ferrocarril Transiberiano.

Aparte de cumplir con los ambiciosos planes de Stalin para conquistar el Ártico, no había ninguna demanda real de la vía férrea. Las fábricas de Siberia ya eran atendidas satisfactoriamente por las líneas de ferrocarril existentes del sur, y la región de Yamalo-Nénets en sí era muy escasamente poblada, además de estar aislada como para generar demanda.

Sin embargo, la construcción del ferrocarril comenzó en 1947.

Los campos del gulag de Stalin siempre ofrecían una mano de obra barata y prescindible que se podía asignar a cualquier proyecto. Se estima que entre 80.000 y 120.000 prisioneros fueron esclavizados en la construcción de la vía férrea, aunque algunas fuentes citan cifras tan altas como 300.000.

Las condiciones de trabajo eran brutales. En invierno, las temperaturas caían a -15°C. En verano, los mosquitos y parásitos traían enfermedades y, posteriormente, la muerte. Solo los más resistentes de los trabajadores sobrevivieron.

Los inmensos desafíos técnicos de la colocación de una línea sobre el permafrost nunca fueron superados de manera efectiva. La falta de maquinaria, una mala logística y la escasez de materiales no podían conducir a nada bueno.

Los puentes se derrumbaron pronto y el agua de la lluvia arrastró terraplenes. Los pantanos acabaron por "tragarse" las vías del tren.

La construcción llegó a su fin después de la muerte de Stalin en 1953. Para entonces, un total de 698 kilómetros de vía se completaron, con un coste estimado de 42.000.000.000 de rublos (10.000.000.000 de dólares estadounidenses).

Nunca se supo realmente cuántas personas murieron, ya que no se conservaron registros exactos. Algunos dicen que un tercio del número total de los trabajadores perecieron.

En 2010, una sección de la vía férrea de Igarka a Norilsk, con una longitud de aproximadamente 220 kilómetros, fue reconstruida para apoyar a la industria del níquel y el petróleo. La línea, que ahora se denomina la Ruta del Norte, se abrió en 2015.






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