Esta casa era de un pastor de Madrid que sacaba a sus ovejas por el campo que la rodea. Se dice que un día las ovejas se fueron solas y aparecieron a la mañana siguientes todas muertas. El pastor huyó hacia su casa y allí corrió la misma suerte que sus ovejas. Tras aquello se tapiaron todas las ventanas y puertas, como se ve en las fotos, para que los malos espíritus que acabaron con él no pudieran escapar.
Ahora se dice que por las noches se escuchan gritos y lamentos, además del rumor de que el fantasma del pastor sale con sus ovejas a altas horas de la madrugada atravesando las puertas tapiadas de su casa. A la vuelta las ovejas beben del abrevadero que hay entre los dos edificios y entran en la casa.