Fusterlandia, el reino soñador de La Habana

José Fuster, un conocido artista cubano, convirtió su empobrecido barrio en un reino soñador de arte popular.

El arte del cubano José Fuster es "ingenuo", lo que viene a significar que usa formas burdas, infantiles y colores brillantes en sus composiciones inexpertas.

Su trabajo ha sido comparado con el de Picasso, una comparación que le ha acompañado en exitosas giras por toda Europa.

Después de aquellas giras europeas, Fuster sintió el deseo de recrear algo así como las obras públicas de Gaudí en Barcelona y las de Brâncuşi en Rumania, pero esta vez en su tierra natal. Quería representar su realidad artística en su entorno real, y así es como comenzó un arduo trabajo en su propio vecindario.

En 1975, después de mudarse a una modesta casa de madera en el deteriorado barrio de Jaimanitas, en las afueras de La Habana, Fuster se dedicó a decorar su estudio con coloridos mosaicos. Una vez terminado, le preguntó a sus vecinos si querían que les decorase sus hogares y negocios. Algunos accedieron a la oferta y Fuster empezó a llenar locales y locales con coloridos azulejos.

Así nació "Fusterlandia".

En el transcurso de una década, consultas de médicos, despachos de abogados, paradas de autobuses, fuentes, bancos y puertas de todo Jaimanitas fueron envueltas por la imaginación caprichosa de Fuster. Hoy en día, su obra de arte cubre al vecindario con un arcoíris de fantasía extraña y encantadora.

Jaimanitas era un área económicamente deprimida antes de la llegada de Fuster y ahora se ha convertido en un paraíso para los artistas. Los turistas llegan en autobús al vecindario para admirar el reino aún en crecimiento de Fuster, quien ha engendrado una nueva generación de artistas inspirados por el entorno en el que crecieron.