¿Alguna vez has estado en un lugar tan encantador, que en el momento en que llegaste sabías que un pedacito de ti quedaría allí para siempre? Ese lugar podría ser Kinsale, en Irlanda.
Kinsale es un feliz y pequeño pueblo de pescadores a lo largo de la costa del Condado de Cork, al sur de Irlanda. Lo primero que uno nota al llegar este cautivador pueblo es la pintoresca vista de los numerosos barcos y yates que se asoman sobre el agua, así como de los brillantes y coloridos edificios que hay en todas direcciones.
Las estrechas y sinuosas calles ofrecen infinidad de tiendas, restaurantes y animados pubs para explorar. Con tiendas de regalos de color verde tierra y restaurantes azul oscuro, cada uno de los edificios está pintado de un color único. Si decides utilizar un taxi en Kinsale, es muy probable que el taxista pueda decirte de qué brillante color tiene pintada su casa, la cual seguramente sea distinta que la de los demás.
El ambiente apasionante y la amabilidad de los lugareños convierten a Kinsale en un lugar perfecto para explorar durante un día, o incluso durante dos.
Es sorprendente descubrir que la ciudad también tiene una vida nocturna realmente vibrante. Con las calles tan tranquilas y pacíficas durante el día, que si cayera un alfiler se oiría, no es algo que uno tendría en mente. No cabe duda que a la tranquila gente de Irlanda le encanta relajarse y conversar con amigos cercanos una vez que se acaba el día, y Kinsale no es la excepción. Los numerosos pubs cobran vida después del atardecer con música folclórica tradicional en vivo y Guinness de barril.
Otra razón por la que muchos viajeros llegan a Kinsale es por la comida. El pueblo es autodenominado como la capital gastronómica de Irlanda y tiene una gran variedad de restaurantes gourmet para ser una población tan reducida (cuenta con poco más de 5.000 habitantes). ¡Kinsale es un paraíso para los amantes de los mariscos!
Kinsale puede definirse como una joya escondida, ya que su puerto está rodeado y parece casi protegido del caos del mundo exterior por una fortaleza del siglo XVII.
«Charles Fort» se encuentra al otro lado de la bahía, a poca distancia en coche del pueblo, y «James Fort» se encuentra al otro lado del puerto. Estas fortalezas históricas se pueden ver desde Kinsale. Sus exuberantes pastos verdes y fortalezas de piedra conservadas a la perfección ofrecen una vista impresionante.
Quien visita Kinsale, suele repetir.