Manzana de las Luces en Buenos Aires

La Manzana de las Luces, o "Bloque de las luces", albergaba las actividades de los primeros misioneros jesuitas en la naciente Buenos Aires, Argentina, y como un complejo comprende la iglesia de San Ignacio, una residencia de claustros, un gran patio y un edificio administrativo.

Aunque una vez fue la primera biblioteca, colegio e incluso legislatura del país, la notoriedad de Manzana de las Luces se debe en parte a su función como punto central en el misterioso sistema de túneles subterráneos de Buenos Aires.

Los túneles probablemente datan de finales del siglo XVII, y dada la escasez de registros o menciones de la construcción de los túneles, siguen envueltos en el misterio.

El primer informe documentado de un túnel descubierto llegó en el año 1865, y el interés en la red de túneles reapareció durante el proyecto para drenar el vecindario de San Telmo, uno de los barrios más antiguos de la ciudad, cuando los ingenieros descubrieron más túneles.

Los túneles varían en tamaño, y algunos conducen a grandes cámaras abovedadas. Muchos se han derrumbado por sí solos y el gobierno de la ciudad demolió muchos más para dar paso a la línea "A" del sistema de metro de Buenos Aires a principios del siglo XX.

Las opiniones sobre las funciones de los túneles varían ampliamente, ya que la historia de su construcción sigue siendo materia de leyenda urbana. La especulación va desde una red defensiva o de escape para tropas o clérigos, hasta cámaras secretas para la tortura de estilo inquisitivo, pasando por un sistema clandestino para el contrabando.

Daniel Schávelzon, autor de "Túneles de Buenos Aires" y director del Centro de Arqueología Urbana, dice que los túneles probablemente indiquen un proyecto incompleto iniciado por los jesuitas para conectar el subsuelo de la iglesia de la ciudad. Aunque las cámaras y túneles existen directamente debajo y alrededor de edificios religiosos, gubernamentales y militares, muchas de estas redes más pequeñas no se conectan.

Sin embargo, muchos túneles permanecen ocultos y en secreto, tal vez sirviendo alguna función misteriosa, desconocida para los miles de argentinos que caminan sobre ellos sin saberlo.