Mina, la ciudad de las carpas

Mina es una pequeña ciudad situada en el interior de un valle bajo en la provincia de La Meca, en el oeste de Arabia Saudita, a unos 8 kilómetros al este de la propia ciudad santa de La Meca.

Dentro de los 20 kilómetros cuadrados de valle, miles de carpas cubren cada espacio abierto, en la medida que el ojo puede ver, bien ordenadas, fila tras fila. En estas tiendas, los peregrinos del Hajj pernoctan durante los cinco días de cada temporada de Hajj. Durante el resto del año, Mina es una ciudad desierta.

En Mina podemos encontrar más de 100.000 tiendas de campaña con aire acondicionado que proporcionan alojamiento temporal a aproximadamente unos 3 millones de peregrinos cada año. Las tiendas de campaña miden 8 metros de largo por 8 metros de ancho y están construidas de fibra de vidrio con teflón, con el fin de garantizar una alta resistencia al fuego.

Originalmente, los peregrinos traían sus propias tiendas de campaña y las erigían en la llanura de Mina. Después de que el Hajj hubiera terminado, las tiendas eran desmanteladas, embaladas y llevadas de vuelta. Entonces, en algún momento de la década de 1990, el gobierno saudita instaló tiendas permanentes para aliviar a los peregrinos de la carga de tener que llevar a cuestas un propio equipo de campamento. Aunque después de un incendio masivo que se extendió por el campamento matando a casi 350 peregrinos en 1997, la ciudad actual se blindó a prueba de fuego con los materiales anteriormente mencionados. Una amplia red de seguridad contra incendios que consta de rociadores de agua termosensibles, están vinculados a un sistema de alarma que se puso en práctica para evitar repetir la tragedia.

Las tiendas de campaña son segregadas en varios campos, cada uno de los cuales posee su propio muro exterior y se conecta con los demás campos por diferentes vías. Cada campamento está equipado con cocina, baños e instalaciones de ablución. Cada tienda, numerada, cuenta con un código de colores según el país del peregrino, y todos los haajis se supone que tienen insignias con su color y número, en el caso de que se pierdan.

En los últimos dos años, la ciudad ha experimentado un gran cambio con el gobierno, tras invertir miles de millones en proyectos de infraestructuras para aliviar los rituales abrumadores y físicamente exigentes de la peregrinación anual.