Ubicado en una región montañosa de Santo André, a unos 38 kilómetros de la ciudad de São Paulo, en Brasil, el pueblo de Paranapiacaba, una vez abandonado, es hoy un pueblo fantasma de ferrocarriles donde sus elegantes edificios de estilo británico parecen congelados en el tiempo.
Dominada por una red ferroviaria alrededor de la cual creció el pueblo, Paranapiacaba goza de una rica historia industrial y cuenta con un diseño inspirado en el inglés Jeremy Bentham.
El pueblo fue construido durante el siglo XIX como una ciudad de la empresa de propiedad británica «Compañía de Ferrocarriles de São Paulo». Incluso en la gran estación del pueblo construyeron una torre con un reloj inspirada en el Big Ben de Londres.
Durante 30 años Paranapiacaba prosperó como un centro de exportación para el transporte de granos de café a lo largo de la línea de ferrocarril hasta el puerto de Santos.
Durante su auge, el asentamiento de Paranapiacaba fue el hogar de alrededor de 4.000 personas. Todo marchaba sobre ruedas hasta el advenimiento de la tecnología moderna, la cual trajo consigo maquinaria automatizada que reemplazó los viejos ferrocarriles.
Ya no se necesitó una fuerza de trabajo tan grande, por lo que la población de Paranapiacaba disminuyó rápidamente, dejando muchos de sus elegantes edificios victorianos abandonados.
Afortunadamente, el importante patrimonio industrial del pueblo fantasma cimentó su supervivencia, asegurando que no seguiría el mismo camino que otros ferrocarriles construidos en Inglaterra, cuyos restos de óxido todavía se pueden ver a través del vasto continente sudamericano.
En 2000 y 2002, la ciudad fantasma de Paranapiacaba fue incluida en el World Monuments Fund (asociación para la preservación de sitios de arquitectura histórica) y en los años siguientes una empresa hizo importantes esfuerzos para el resurgimiento del pueblo. La antigua residencia del Ingeniero Jefe de los Ferrocarriles es ahora un museo y los trenes de vapor vuelven a atravesar la red de vías oxidadas alrededor de Paranapiacaba. El museo exhibe todos los logros tecnológicos del ferrocarril británico en Brasil.
El gobierno brasileño ha trabajado para promover la ciudad fantasma ferroviaria de Paranapiacaba a los turistas y asegurar su desarrollo económico en medio de la región más amplia de São Paulo.
El pueblo es ahora el hogar de alrededor de 1200 personas y, aunque está lejos de los 4.000 trabajadores que tuvo antaño, ya no es un lugar totalmente abandonado.
Sin embargo, aún no siendo un lugar del todo abandonado, sí que es un pueblo fantasma. La estación principal está casi muerta y sus vías, edificios y equipos industriales están siendo ocupados por un exuberante crecimiento natural.
A día de hoy Paranapiacaba, junto a sus silenciosos ferrocarriles, conserva un ambiente inquietante y a veces escalofriante entre las verdes montañas brasileñas.