Pingüinos residentes en campos de minas en Malvinas

Las Islas Malvinas son un archipiélago situado en el Océano Atlántico Sur, a unos 300 kilómetros al este de la costa de la Patagonia, en el sur de América del Sur. Las islas son un territorio de ultramar británico desde el año 1833, aunque Argentina mantiene un reclamo a las mismas después de haber tenido su control por un período anterior al 1833.

La larga disputa de Argentina se intensificó en 1982, cuando las fuerzas del país invadieron las islas resultantes durante la Guerra de las Malvinas. Durante un período de diez semanas, 650 militares argentinos y más de 250 militares británicos, además de tres isleños, perdieron aquí la vida. Al final, las islas fueron devueltas a la corona británica, dejando como verdaderos ganadores a un nutrido grupo de pingüinos.

El siglo XVIII fue una época popular para la caza de ballenas. La industria del aceite de ballena estaba en auge, y las Malvinas era un lugar ideal para la captura de estos animales. Para producir el aceite de ballena, la grasa se separaba de sus cuerpos y se ponía en el fuego dentro de grandes cubas de con agua hirviendo. Pero había un problema, las Malvinas era un lugar completamente desprovisto de árboles, y la única vegetación era unos arbusto enanos y resistentes al viento que eran totalmente inútiles como combustible. Sin leña, mantener el fuego era complicado, por lo que los balleneros comenzaron a usar otro recurso abundante como adecuado combustible, los pingüinos.

Desafortunadamente para ellos, los pingüinos tenían una considerable cantidad de grasa bajo la piel, y los balleneros sabían que esa grasa era inflamable, lo que podría sustituir a los anteriores combustibles. El animal, dócil en la naturaleza, era fácil de atrapar. Así que cuando los balleneros supieron esta nueva técnica, simplemente arrojaron los pingüinos al fuego.

En el momento en el que el negocio de aceite se extinguió, millones de pingüinos fueron quemados. Hace más de 300 años, antes de que llegaran los europeos, las islas llegaron a contar con más de 10 millones de pingüinos. Esta cifra se redujo en un 95% tras el paso de la invasión argentina.

Por otro lado, los argentinos querían sus islas de vuelta, y para disuadir a los británicos, establecieron más de 20.000 minas terrestres a lo largo de las playas y los pastizales cercanos a la ciudad capital. Cuando terminó la guerra, el gobierno británico hizo un esfuerzo para limpiar los campos de minas, pero fue un esfuerzo peligroso y laborioso. En su lugar, se decidió cercar las zonas con riesgo de explosión y colocar letreros advirtiendo a la gente para que se mantuvieran alejados de la zona.

Con los seres humanos fuera de los lugares peligrosos, los campos de minas se convirtieron en accidentales santuarios para los pingüinos. Estos animales son lo suficientemente ligeros como para pasar por encima de una mina sin activarla, por lo que se pueden mover afanosamente sobre ellas sin ningún miedo. Durante los últimos treinta años, el número de pingüinos en Malvinas ha aumentado, siendo actualmente el hogar de más de un millón de pingüinos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir