En las afueras de Mantua (Italia) se alza el impresionante Palacio del Té, construido en el siglo XVI como el palacio de ocio para Federico II Gonzaga, marqués de Mantua. El artista y arquitecto italiano Giulio Romano, que había sido alumno de Rafael, diseñó el edificio.
Hoy en día el palacio es ampliamente considerado como la obra maestra de Romano.
Sala de los Gigantes en el Palacio del Té.
El Palacio del Té está repleto de elaboradas decoraciones y pinturas. Y más concretamente una de sus habitaciones, conocida como Sala dei Giganti (Cámara de los Gigantes), es particularmente sorprendente.
Entrada a la Cámara de los Gigantes.
Los frescos que cubren las paredes y el techo de esta sala fueron pintados entre 1532 y 1535. La pintura de la «Sala dei Giganti» relata la historia de la caída de los gigantes, tal como la describe el poeta Ovidio en sus Metamorfosis.
El dios Júpiter está representado en el techo, rodeado por toda la cosmogonía romana. La pintura muestra el momento en que lanzó su iluminación para destruir a los gigantes.
En las paredes circundantes hay imágenes de edificios en ruinas y gigantes desesperados que intentan escapar.
Según los historiadores del arte, Giulio Romano quiso que fuera una experiencia inmersiva.
Entrar en la Cámara de los Gigantes te hace sentir como si estuvieras entrando en el mito.
La pintura, panorámica, no tiene un comienzo o un punto final obvio, e incluye detalles como paredes derrumbadas, pesadas nubes y rostros retorcidos por el dolor en los gigantes.
La estructura particular de la sala permite que dos personas se escuchen mientras susurran en las esquinas opuestas.
Cámara de los Gigantes en 360º