El teleférico sueco de piedra caliza

Desde la cantera de piedra caliza en Forsby, en el municipio Vingåker, hasta la fábrica de cemento de Köping, en el centro de Suecia, una vez corrió uno de los teleféricos más largos del mundo. Cubos de piedra caliza viajaron durante 42 kilómetros por encima de campos verdes, a través de los bosques y sobre el lago Hjälmaren.

El teleférico Forsby-Köping, también conocido como Kalklinbanans, y sus cubos de hierro que colgaban desplazándose de un lado hacia otro eran todo un espectáculo.

El teleférico fue construido en 1939 para el transporte de piedra caliza triturada, extraída de la cantera de Forsby, hasta la fábrica de cemento de Skanska, en la ciudad industrial de Köping. En el momento de su construcción y apertura, el teleférico fue el más largo de Europa, aunque este título no duró más de un par de años.

Desde el año de su creación hasta 1977, el teleférico estuvo en funcionamiento constante, transportando piedra caliza en 750 "vagones" en forma de cubo, cada uno soportando un peso total máximo de 1200 kilos. En 1974, la fábrica de cemento se vio afectada por la falta de rentabilidad y su capacidad se redujo a la mitad. La situación no mejoró, y la fábrica fue cerrada en 1977, quedándose parado el teleférico. En 1980, la producción de la piedra caliza vio un nuevo auge y el teleférico se puso de nuevo en servicio, hasta 1997, cuando la demanda había disminuido hasta el punto de que el transporte en camión salía más rentable. Cuando el teleférico quedó definitivamente fuera de servicio, había transportado un total de 25 millones de toneladas de piedra caliza durante sus 53 años de funcionamiento.

Desde entonces, el teleférico se ha mantenido mayormente estacionado. Se han hecho intentos para preservar el teleférico como patrimonio industrial, pero con el aumento del coste de mantenimiento, el actual propietario, Nordkalk, anunció que ya no podía permitirse la conservación de la estructura. Sin un tratamiento adecuado, Nordkalk comenzó a derribar el teleférico a partir de 2013. Cerca de tres cuartas partes ya se han destruido. A día de hoy, defensores del Kalklinbanans, están tratando de preservar lo poco que queda.

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