Templo de Qenqo en Cuzco

El Imperio Inca fue completamente destruido por las fuerzas europeas en el siglo XVI. Muchos de sus enormes templos, fortalezas y ciudades quedaron en pie, pero sin ninguna pista sobre su propósito.

El Templo de Qenqo, a quince minutos de Cuzco, es igualmente misterioso y sobre él se cierne un oscuro vacío histórico.

En Quechua, "Qenqo" significa laberinto o zig-zag, y el templo se llama así por un canal serpenteante excavado en su roca. Aunque está claro que el canal transportaba algún tipo de líquido, los investigadores se han visto forzados a adivinar su propósito y el líquido que transportaba. Las hipótesis van desde llevar agua bendita o chicha (cerveza de maíz), hasta sangre. Las tres opciones indican que Qenqo fue utilizado para rituales de muerte, posiblemente para embalsamar cuerpos o detectar si una persona vivía una buena vida siguiendo el curso seguido por el líquido.

Qenqo es un templo único también en cuanto a su construcción. Fue completamente tallado en un gigantesco monolito. Extendido sobre una ladera, el templo está tallado en la roca y se une a los túneles hechos por el hombre mediante cámaras naturales. Una de estas cámaras presenta 19 pequeños nichos y está configurada como anfiteatro. Una vez más, el propósito del teatro se ha perdido con el tiempo, pero la mayoría está de acuerdo en que el área fue utilizada para algún tipo de sacrificio a los dioses del sol, la luna y las estrellas que fueron adoradas en este lugar.

De la información que conocemos hasta hoy en día, parece que el Templo de Qenqo fue un sitio extremadamente sagrado para los Incas. Sus muertos fueron juzgados y posiblemente embalsamados en los sinuosos túneles de Qenqo, y se ofrecieron sacrificios de sangre a los dioses celestiales.

A pesar del probable propósito espeluznante del templo, sus túneles y cámaras talladas son una obra asombrosa de la arquitectura antigua, y un viaje a Qenqo seguramente sea una experiencia inolvidable en cuanto a misterios para cada visitante.