¿Cómo eran las televisiones soviéticas?

El televisor que puedes ver en la primera imagen de este post es el KVN-49, un televisor en blanco y negro producido en la Unión Soviética en la década de 1950, y el primero en producirse en masa en el país. Fue un modelo muy popular. En poco más de una década se vendieron más de 2,5 millones de KVN-49 en todo el país.

Una característica sorprendente del televisor fue la gran lente de aumento frente a la pantalla. La lente estaba hecha de plástico y se llenaba con un líquido claro, como agua destilada o glicerol. Obviamente, el propósito de la lente era magnificar la pantalla: un remedio "torpe" a una limitación técnica de aquellos tiempos (y también financiera).


Televisor KVN-49.

Los soviéticos tenían un apetito voraz por la televisión. Sin embargo, no había suficiente dinero para comprar aparatos demasiado modernos. El KVN-49 salió al mercado durante los años 50 y 60 a un precio entre 850 y 2.600 rublos, lo que suponía varias veces el salario mensual promedio de incluso los profesionales urbanos.

Una familia soviética que podía y estaba dispuesta a gastar la considerable suma, usualmente compraba un televisor con una pantalla que no era más grande que el tamaño de una tarjeta postal. El fabricante colocaba entonces una lente de aumento delante de la pantalla para ampliar las imágenes y elevar la experiencia de ver televisión. Por la misma suma de dinero, la familia podría haber comprado otros electrodomésticos que habrían mejorado significativamente sus vidas, como una aspiradora, un refrigerador, o ambos. Sin embargo, millones de consumidores, independientemente de su nivel salarial, su educación y su profesión, eligieron televisores a pesar de su alto coste.

Al gobierno le encantó que las masas se engancharan a la caja tonta, ya que les proporcionó un medio tremendamente poderoso para difundir propaganda. En 1959, cuando el gobierno aumentó los precios de los bienes de consumo de lujo, no solo se excluyeron los televisores, sino que se bajaron los precios.

Dos años más tarde, el gobierno abolió los derechos de licencia que los propietarios de televisores tenían que pagar únicamente por poseer un televisor y recibir emisiones de televisión. La radiodifusión en sí fue fuertemente subsidiada por el estado.


Este televisor, otro KVN-49, contó una lente de aumento cuadrada.

La televisión llegó por primera vez a la Unión Soviética en 1934. Los primeros televisores tenían pantallas diminutas, de menos de 10 centímetros en diagonal, y creaban imágenes con una resolución extremadamente baja. La transmisión regular de televisión comenzó en 1938, pero la cobertura se limitó a solo dos de las ciudades más grandes: Moscú y San Petersburgo (entonces conocida como Leningrado). El mercado creció rápidamente después del final de la Segunda Guerra Mundial y explotó durante la década de 1950.

La presencia de la televisión en un país tan empobrecido como la Unión Soviética asombró a muchos extranjeros que visitaron la URSS durante los primeros años tras de la muerte de Iósif Stalin. La periodista estadounidense Marguerite Higgins informó haber visto antenas de televisión sobre casas de madera, en las afueras de Moscú, tan dilapidadas que literalmente se hundían de lado a lado.

Sin embargo, las casas estaban abarrotadas cuando la televisión se encendía.


Televisor soviético B-2 con pantalla de 16x12 milímetros.

En 1955 había alrededor de 1 millón de propietarios de televisores en la Unión Soviética, principalmente en Moscú. Para 1960, ese número había aumentado a casi 5 millones, y posteriormente se había duplicado de nuevo en 1963 a más de 10 millones. Al final de la década, había aproximadamente 25 millones de hogares en la URSS con televisores.

El gobierno no escatimó en gastos para el desarrollo de la difusión masiva, a pesar del hecho de que el país todavía estaba luchando para proporcionar elementos básicos como alimentos de calidad, ropa y refugio. En 1963, el año en que comenzó la construcción de una enorme torre de transmisión, la Torre Ostankino, en Moscú, aproximadamente un tercio de todas las viviendas operaban sin electricidad, mientras que millones de familias vivían en barrios comunales en no muy buenas condiciones.

Sorprendentemente, la televisión nunca fue tratada como un lujo. A lo largo de los años 50 y 60, las fábricas lucharon por mantenerse a la par de la demanda de televisión. Las tiendas contaban con listas de espera para compradores potenciales y algunos clientes tuvieron que esperar hasta diez meses antes de poder llevar a casa una televisión.


Torre Ostankino en Moscú. Actualmente, es la estructura independiente más alta de Europa y la 11ª más alta del mundo.

Tal vez debido a la demanda acuciante, o tal vez debido a una tecnología deficiente, muchos de los televisores producidos en las fábricas soviéticas tendieron a romperse al menos una vez durante sus primeros seis meses de uso. Y peor aún, algunos televisores, especialmente los que tenían color (que llegaron mucho más tarde), explotaron e incendiaron las casas.

"En 1980 se fabricaron un total de 2,26 millones de televisores y se reportaron 2.126 incendios. Cinco años después, la cantidad de incendios causados ​​por televisores alcanzó los 5.490 de los 4,2 millones fabricados. Muchas personas perdieron sus vidas a causa de los incendios en sus hogares", informó el diario Komsomolskaya Pravda.

Una vez roto, el televisor quedaría abandonado en una esquina de la casa, ya que las partes requeridas para reparar el aparato no se encontrarían por ningún lado. Incluso si una familia tuviera una televisión que funcionase, casi no habría nada que ver. Moscow TV, la estación más desarrollada del país, se emitía durante solo cuatro horas diarias.

Por suerte esto mejoró a medida que pasaron los años y el número de canales también se disparó, de solo 9 canales en 1955 a 121 canales en 1965.


Casa soviética con televisor.


Familia soviética disfrutando de un programa de televisión.


Tienda de televisión soviética.


Tienda soviética de televisiones a color.






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