Vilna (Vilnius en lituano) es una ciudad misteriosa, perdida en el centro de Europa. Es la ciudad de los mitos y poesía, la ciudad de los espacios y contrastes, donde los bosques se abren camino hacia el centro de una población protegida por la UNESCO.
Vilna es la capital de Lituania y se sitúa al sureste del país, en la confluencia de los ríos Neris y Vilnele, cerca del considerado «Centro Geográfico de Europa» según el Libro Guiness de los Récords.
Vilna es una ciudad cosmopolita con un arquitectura diversa. Durante siglos, ha sido conocida como «La Jerusalén del Norte» por su tolerancia y multiculturalismo. Las calles de la ciudad albergan iglesias católicas y ortodoxas rusas, y hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, contó con la sinagoga más grande de Europa del Este. A día de hoy se pueden todavía detectar símbolos paganos en las cruces de las iglesias (Lituania fue el último país europeo en aceptar el cristianismo). En Vilna hay 65 iglesias.
La ciudad, como la mayoría de ciudades medievales, se desarrolló alrededor de un pequeño nucleo. Las calles del casco antiguo de la ciudad cuentan con palacios, iglesias, tiendas y talleres de artesanos. Sus calles son estrechas y sus patios íntimos, desarrollados en la disposición radial de la Vilna medieval. El casco antiguo, el centro histórico de Vilna, es uno de los más grandes de Europa.
Los más valiosos sitios históricos y culturales se concentran aquí. Hay alrededor de 1500 edificios en el casco antiguo que fueron construidos durante varios siglos, creando una diversa mezcla de estilos arquitectónicos. Y aunque Vilna es conocida como una ciudad barroca, hay también edificios de estilo gótico (como la iglesia de Santa Ana) o renacentista.
Debido a su singularidad, el casco antiguo de Vilna fue inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1994.
Uno de los distritos que destacan en Vilna es Uzupis, situado en el casco antiguo, hogar de artistas, celebridades locales e incluso de profetas religiosos. A menudo se compara con Montmartre, en París, por sus ciudadanos, su estilo de vida y creencias, lo que hace que se asimile a un cruce entre comuna hippie de los años setenta y un campo de refugiados.
En las últimas décadas, Vilna se ha transformado rápidamente, convirtiéndose en una moderna ciudad europea. Muchos de sus antiguos edificios han sido renovados, y una zona comercial de negocios está siendo desarrollada en New City, el principal distrito administrativo y financiero de la ciudad en el lado norte del río Neris.
En el año 2009, fue un hervidero de actividades culturales como la «Capital Europea de la Cultura». Sus patios renacentistas albergan exposiciones de arte moderno y ferias de arte popular, museos de realismo soviético y monumentos.
En conclusión, Vilna es la ciudad viva, llena de vida, festivales, eventos y multiculturalismo.