Visitando Civita di Bagnoregio en Viterbo, Italia
En lo alto de una gran colina, a 120 kilómetros de Roma, se levanta la pequeña ciudad de Civita di Bagnoregio.
Se trata de una especie de ciudad fantasma que fue inscrita en la lista de los 100 sitios en peligro de extinción de la UNESCO en 2006. Esto es debido a que la ciudad está en constante peligro de destrucción debido a su extrema ubicación, lo que hace que se vaya desmoronando muy poco a poco por la erosión.
Llegamos a Civita di Bagnoregio por casualidad, de camino desde Orvieto, ya atardeciendo, con mal tiempo, pero aún así nos impresionó su ambiente. Unas 14 personas viven en la ciudad en invierno, y unas 100 en verano, los residentes mantienen en ella un ambiente especial de la Edad Media. Solo se puede entrar a la ciudad a través de un puente peatonal de unos 300 metros de largo.
En realidad el nombre "Civita di Bagnoregio" designa dos pueblos. Por una lado está "Civita", la parte turística, sobre la colina (imagen superior), y, por otro lado, Bagnoregio, el pueblo satélite. Ambas partes se separan por el puente peatonal.
El acceso a Civita es de pago. El precio es de 5€ por persona.
A Civita di Bagnoregio llegamos en coche de alquiler, aunque también se puede llegar con el transporte público desde Orvieto. Para el aparcamiento, a la entrada del pueblo hay como un hotel abandonado cubierto con una lona donde hay un amplio parking. Se pagaba 2€ la hora. Debajo del puente también había otro aparcamiento y un baño.
Una vez cruzas el puente y entras a la ciudad, las sensaciones asombrosas comienzan inmediatamente: el tiempo parece haberse detenido, es como estar realmente en la Edad Media.
La ciudad conserva su aspecto medieval casi por completo: la plaza central, la iglesia, calles estrechas inundadas de flores...
Hay que mencionar que los verdaderos dueños de la ciudad parecen ser los gatos. Duermen en los escalones y techos, y miran con insolencia a todo aquel que pasa, incluyendo a los perros que los turistas llevan consigo.
La ciudad tiene un pequeño hotel y restaurante en la plaza principal, tiendas de souvenirs y algún que otro bar.
Los habitantes de la ciudad mantienen y aumentan el interés de los turistas en todo momento con la ayuda de diversas decoraciones con temática de la vida cotidiana de la Edad Media: un mercado, animales, una herrería, un taller de alfarería, bodegas y mucho más.
El visitar la ciudad entera no toma más de una hora. Realmente es un pueblo pequeño, pero realmente hermoso y único, muy distinto a lo que habitualmente solemos ver.
Dimos la vuelta a la ciudad en círculo y regresamos a la plaza principal. Recomendado llevar calzado cómodo. Un lugar recomendable para una excursión de día o de tarde.
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