La ciudad minera australiana de Wittenoom se convirtió en una ciudad en auge productora de asbestos minerales que tanto daño hacen a los pulmones.
Hoy en día, la ciudad está abandonada en su mayoría, después de que el gobierno intentase borrarla, literalmente, del mapa.
El gobierno intentó eliminar el municipio haciéndolo básicamente inaccesible, borrando su nombre de los carteles de las carreteras y quitándola de cualquier mapa. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, en 2015 se registró un censo de población de seis habitantes que se resistían a abandonar este pueblo fantasma tóxico.
Aunque las fábricas de Wittenoom se apagaron y los servicios municipales estaban a kilómetros y kilómetros de distancia, se desconoce las razones por las cuales aquellas personas decidieron permanecer en Wittenoom.
Cartel que advierte de los peligros de salud a la entrada de Wittenoom