Arrozales en terrazas de Batad, en Filipinas

A menudo, el paisaje formado por el cultivo de arrozales se asocia, o incluso se equipara, con la belleza rural idílica.

Hay momentos en que los arrozales son realmente una vista fascinante. Y un ejemplo de ello es Batad. Estos arrozales forman un majestuoso anfiteatro, con el propio pueblo de Batad (Banaue, Ifugao, Filipinas) en la base.

Las primeras terrazas en Batad fueron excavadas en las colinas circundantes por el pueblo Ifugao hace al menos 2.000 años. Se construyeron y expandieron eventualmente de generación en generación.

Hoy en día, estas terrazas se han expandido a lo largo de las pendientes más empinadas para llegar hasta lo más alto de las colinas. Las vistas son igualmente de impresionantes tanto si se observan los arrozales desde lo más alto, como si se hace desde la base de Batad.

La longevidad de la agricultura continua en este lugar sugiere una gestión sostenible sobresaliente basada en los ciclos lunares y la zonificación, que conduce a la perfecta conservación del suelo, así como en la utilización de varias hierbas y plantas autóctonas para cercar las plagas naturales. Todo esto estuvo y sigue estando integrado en prácticas socioculturales que enfatizan el esfuerzo colectivo y el compartir. Los rituales religiosos autóctonos reforzaron aún más este enfoque de la agricultura.

La técnica para construir terrazas y regar los arrozales que se encuentran en Batad es común en toda la Cordillera de Filipinas. La importancia cultural de estos arrozales fue reconocida oficialmente por el gobierno filipino en 1973, cuando fueron declarados "Tesoro Cultural Nacional".

La representación de estas terrazas terminó plasmándose en billetes de 20 pesos.

No hay un camino directo que llegue a Batad. Es necesaria una caminata de 30 minutos desde la carretera más cercana. Sin embargo, varias familias ofrecen un alojamiento modesto dentro del pueblo, lo que también brinda la oportunidad de degustar la cocina tradicional de Ifugao.