Elefantes, ferrys, pulpos y tragedias falsas en Nueva York

El 29 de octubre de 1929 es un día marcado en la historia conocido como el "Martes Negro", cuando el mercado de valores de Nueva York colapsó. Sin embargo, aquel día también ocurrió una de las más terribles tragedias del conflicto entre el hombre y el animal.

En el puente de Brooklyn hubo una procesión de elefantes de un circo local que incluía a su estrella principal, un elefante africano de 10 metros de altura y 7 toneladas llamado Jumbo. Los elefantes debían cruzar el puente de Brooklyn y llegar hasta Manhattan. Este evento fue publicitado por toda la ciudad y multitudes de personas acudieron a ver a los animales.

Mientras cruzaban el puente, algo hizo que los elefantes entraran en pánico, irrumpiendo en la multitud. Huyendo, los grandes animales comenzaron a aplastar a la gente. Además de decenas de víctimas entre los espectadores, murieron dos elefantes. Jumbo se salvó y finalmente terminó en una reserva de elefantes.

Cuando se instaló un nuevo monumento de bronce en honor a las víctimas de la tragedia en el "Brooklyn Bridge Park", todo aquel que pasaba a su lado se quedaba pensando acerca de cuándo ocurrió aquella desgracia de los elefantes de 1929. Nadie había escuchado nada sobre ninguna estampida de elefantes en el puente de Brooklyn.

Todo esto es fácil de explicar, y es que la tragedia de los elefantes nunca sucedió. Fue una obra de arte satírica del escultor Joe Reginella.

Un tiempo más tarde el mismo escultor instaló otro monumento similar en honor a otra tragedia ficticia: la llamada "Staten Island Ferry Disaster" en Battery Park. La historia cuenta que el 22 de noviembre de 1963, un transbordador de Staten Island con más de 400 pasajeros a bordo fue atacado por un pulpo gigante y fue arrastrado bajo el agua, quedando todos los pasajeros sin vida. Según Reginella, el desastre pasó completamente desapercibido por el público. Todo porque otra tragedia de más "interés periodístico" ocurrió aquel mismo día: el asesinato del presidente John F. Kennedy.


Memorial de 1963 "Staten Island Ferry Disaster".

Como parte del engaño, Reginella hizo un falso documental, creó artículos de periódico sin ninguna validez e incluso distribuyó octavillas a turistas perplejos. En las octavillas se ofrecía una visita a un museo inexistente en Staten Island.


Joe Reginella junto a su monumento a la falsa tragedia del ferry.

La idea del engaño se le ocurrió a Reginella cuando llevaba a su sobrino de 11 años en el ferry entre Manhattan y Staten Island. Para satisfacer las preguntas curiosas del niño, como si las aguas estaban infestadas de tiburones, Reginella inventó la historia de un ataque de un pulpo gigante.

"La historia acababa de crearse de mi cabeza", dijo a The Guardian, y evolucionó para convertirse en "un proyecto social, no malicioso, acerca de cuán crédulas son las personas".

En los primeros días después de la inauguración del monumento del ferry, Reginella se sentó cerca del mismo con una caña de pescar para disimular mientras escuchaba las conversaciones de los curiosos. A veces escuchaba a la gente preguntándose por qué nadie había oído hablar de aquello. Otros simplemente miraban hacia el agua y se alejaban.

Si bien el desastre del transbordador nunca sucedió realmente, hay una historia interesante sobre la estampida de los elefantes. Un grupo de elefantes sí que cruzaron el puente de Brooklyn en 1884, cuando Barnum y el circo Bailey llegaron a la ciudad. Uno de los elefantes, que alcanzaba los 10 metros de altura y 7 toneladas, se llamaba realmente Jumbo. A Jumbo le acompañaban otros veinte elefantes, siete camellos y otros tantos animales. Esta procesión de elefantes tuvo un gran éxito y nadie resultó herido.






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