El castillo de Tabernas se encuentra en lo alto de una colina en el municipio de Tabernas, en la provincia de Almería, España.
Fue construido durante el siglo XI bajo el dominio árabe, convirtiéndose en una de las principales fortalezas de Almería. Cuando se construyó, ocupó toda la cima de la colina y custodió una importante ruta entre Almería y Murcia.
En el año 1489, el castillo de Tabernas fue entregado a los Reyes Católicos (a la reina Isabel I de Castilla y al rey Fernando II de Aragón), como parte del pacto con el Emirato de Granada. Ese mismo año, los monarcas visitaron el castillo y se quedaron allí durante un par de días antes de que Fernando se fuese para asediar la ciudad de Almería. Cuando Almería cayó, las Capitulaciones de Almería se firmaron en el propio castillo. Más tarde, en 1492, los Reyes Católicos salieron del castillo para ir a Granada y aceptar su capitulación.
En 1522, el castillo de Tabernas ya era descrito como ruinoso. Años más tarde Almería solicitó fondos a Carlos I de España para reparar el castillo. Posteriormente se llevaron a cabo pequeñas reparaciones, aunque a finales del siglo XVI el castillo fue abandonado.
Lo poco que quedó del castillo tras su abandono, fue destruido durante la Guerra de la Independencia Española a principios del siglo XIX.
Ruinas originales del castillo de Tabernas.
En 1969, el castillo apareció en la película estadounidense «Patton» y, aparentemente, durante el rodaje una puerta del castillo fue destruida. La misma fue parcialmente restaurada. A día de hoy también existe una puerta de nueva construcción, la cual parece un poco fuera de contexto entre las ruinas originales.
Además de la puerta destruida, durante el rodaje de la película también se descubrió la presencia de un cementerio árabe con al menos siete tumbas en las inmediaciones del castillo.
En la actualidad, las ruinas del castillo de Tabernas son de libre acceso.
Castillo de Tabernas en el mapa
Recorriendo el castillo de Tabernas
Estuvimos el pasado verano en este «castillo» y es pura fachada. Construcciones nuevas conviviendo con cuatro ruinas. ¿Merece la pena subir a verlo? Pues ya que estás y si no tienes otra cosa que hacer, sí, pero si no lo haces tampoco te pierdes nada.
Saludos, Luz.