En lo más profundo del bosque de cuento de hadas de Kennall Vale (en Ponsanooth, Inglaterra), una antigua fábrica de pólvora que alguna vez dominó el área se está cubriendo lentamente de musgo y follaje, creando unas ruinas mágicas que parecen sacadas de una película de fantasía.
Originalmente construida en 1812, la fábrica Kennall Vale Gunpowder Works se extendió por más de 20 hectáreas de tierras forestales. La pólvora era enviada principalmente a las minas de Cornualles en lugar de contribuir a usos militares. En su apogeo, la fábrica llegó a emplear a 50 hombres y tuvo mucho éxito a pesar de un espectacular accidente que causó la explosión de cinco de los edificios de producción con los que contaba.
Las técnicas de voladuras de 1880 se comenzaron a modernizar y poco a poco se empezaron a crear explosivos químicos más sofisticados. Así, en la década de 1910, la fábrica de Kennall Vale se cerró y quedó totalmente abandonada en medio del bosque.
Hoy en día, muchos de los gruesos edificios de piedra aún permanecen en el valle, siendo mantenidos (pero no restaurado) por la organización Cornwall Wildlife Trust.
Los edificios están siendo lentamente absorbidos por la flora del húmedo bosque, convirtiendo los residuos industriales de hollín en ruinas encantadas de una era literalmente menos destructiva.