La enorme estructura del castillo de Montebello, en una pequeña colina al este del centro de Bellinzona, se sitúa en el cantón del Tesino, en Suiza.
Por su edad, el castillo de Montebello ocupa una posición intermedia entre los tres castillos de la ciudad. Fue el segundo castillo levantado en Bellinzona, tras el castillo de Castelgrande y antes del castillo de Sasso Corbaro. Los tres castillos, junto a la muralla que protege la ciudad, forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde el año 2000.
El origen del castillo data de finales del XII (en aquel entonces el castillo de Castelgrande ya era una fuerte ciudadela con una gran torre de vigilancia). Es probable que la primera fortificación en la colina de Montebello se levantase por orden de una noble familia Rusca.
Se sabe que en el año 1340, tras la conquista de Bellinzona por parte del Duque de Milán, la familia Rusca se tuvo que refugiar en la fortaleza que habían levantado unos años antes, aunque a finales siglo XIV, la fortaleza también quedó bajo la autoridad de los gobernantes de Milán y los Rusca abandonaron la ciudad.
El aspecto actual del castillo de Montebello lo obtuvo en el período que abarca desde el año 1462 hasta el 1490. Fueron los milaneses quienes ordenaron la ampliación del castillo, mejorando sus defensas mediante la adición de una doble muralla.
Los componentes arquitectónicos del castillo de Montebello que podemos ver en la actualidad dan una idea clara acerca de los principios básicos de la creación de fortificaciones a finales de la Edad Media. Con el fin de penetrar a la torre central del castillo, el enemigo tendría que superar dos fuertes murallas separadas por un foso. Si se superaba, después había un patio de entrada que transcurría a través potentes torres con guardias. De esta manera no es de extrañar que el castillo de Montebello, tras la reforma de los milaneses, fuese inexpugnable.
Con el paso de los años el castillo de Montebello fue perdiendo interés y en él se mantuvo únicamente una pequeña guarnición. Durante aquella época, cuando el castillo fue conocido como «Castello di Svitto», estuvo equipado con artillería obsoleta.
Interior del castillo de Montebello, disponible para celebración de eventos.
Después de 1803, cuando Bellinzona se convirtió en parte del cantón del Tesino, Montebello pasó a ser propiedad del Estado y cambió su nombre a Castello di San Martino. Posteriormente el castillo fue comprado por la familia Giringelli, pero en 1903, con motivo del centenario de la unión de la ciudad al cantón, la familia entregó la fortaleza a las autoridades del propio cantón. A partir de aquel momento el castillo de Montebello quedó abandonado y en ruinas.
Entrada al castillo durante la celebración de unos de los festivales de música que se celebran en su interior.
En 1974 se comenzó a trabajar en el museo de Montebello a la vez que se reconstruía el castillo. La parte principal de los trabajos se llevaron a cabo mediante las indicaciones del reconocido arquitecto Mario Campi, quien se ocupó de la adaptación del interior de la propiedad a los cánones modernos, a la vez que se preservaba el toque medieval.
Ahora el museo del castillo de Mentebello se ubica en la torre principal de la fortaleza y en las antiguas habitaciones. Las exposiciones se dividen en dos partes: una está dedicada a la historia y otra a la arqueología.
En la primera parte destaca una pila bautismal del siglo XIII, además de grabados de artistas locales y extranjeros, dibujos y diseños antiguos, así como una colección de armas ceremoniales y militares.
Pieza en el museo de Montebello.
La segunda parte contiene objetos encontrados durante numerosas exploraciones arqueológicas. Las exposiciones se muestran en orden cronológico según la fecha de descubrimiento de los artilugios. El objeto más antiguo expuesto está fechado en 1500 años antes de Cristo. También se exponen artículos de hogar, de decoración, adornos de bronce y de hierro, muestras de cerámica y vidrio, y urnas funerarias.
Castillo de Montebello en el mapa
Castillo de Montebello desde el aire
Tuve la suerte de poder estar este año en Bellinzona y visitar sus 3 famosos castillos. El de Montebello fue el que más me gustó. Una maravilla, impresionante.
Besos, Zaida.