Es cierto que, a pesar de ser construido como universidad, el liceo de Eger (Hungría) nunca recibió este estatus, a pesar del majestuoso edificio en el que se ubica.

Las ambiciones de los obispos de Eger se extendieron hasta límites insospechados. Y después de que la ciudad fuese restaurada después de 91 años de dominio turco, a mediados del siglo XVIII, el liceo de Eger se convirtió en un importante centro educativo.
Aquí se abrió un colegio jesuita de segundo grado, un seminario (desde 1705), una facultad de derecho (desde 1740) y una imprenta episcopal (desde 1754). Y el siguiente paso, era obvio: el edificio debía de lucir grandioso.

Josef Gerl, un respetado arquitecto vienés, fue contratado para darle un lavado de cara al edificio original del liceo. Sin embargo, no fue el único.
El obispo de aquel entonces, conocido como Eszterházy Károly y gran responsable del financiamiento del proyecto, se vio envuelto en diferentes conflictos tanto con Josef Gerl como con otros dos arquitectos. Como consecuencia, hasta tres arquitectos estuvieron trabajando al mismo tiempo en el edificio del liceo.
El resultado fue una peculiar mezcla de estilo barroco, rococó y Luis XVI.

Eszterházy pretendía abrir una universidad en su edificio, pero pronto se hizo evidente que sería poco probable que Viena le permitiera hacerlo. A pesar de ello, los trabajos continuaron.
En el edificio se abrió la primera escuela de medicina en Hungría, y la esperanza de algún día fundar una universidad tampoco murió por completo.
En la planta baja se construyeron tres salas: una capilla, una sala de exámenes y una biblioteca. Las tres salas merecen una visita en la actualidad, al menos por las hermosas pinturas del techo y el excelente mobiliario.

Al edificio del observatorio se le añadió una majestuosa torre, donde hoy se pueden ver los instrumentos astronómicos originales encargados para lo que nunca llegó a ser una universidad.
En la torre astronómica del liceo de Eger se puede ver una de las tres únicas cámaras oscuras existentes en el mundo, creada en 1776.

En 1777 el sueño de Eszterházy finalmente fue enterrado con la aprobación de la ley de educación, que establecía que debería haber una sola universidad en Hungría… y sería en Budapest.
Las razones de esto fueron en parte políticas: la emperatriz María Teresa y José II querían que el sistema educativo estuviera estrechamente conectado con el estado, y la Universidad de Eger no estaría subordinada al estado, sino al obispo.

Hoy en día, la conocida como «escuela Eszterházy» está ubicada en el liceo. Todavía es una institución educativa y un buen ejemplo de la arquitectura de estilo Luis XVI que continúa inspirando a estudiantes y turistas por igual. En el primer piso hay una biblioteca, cuyo fondo contiene más de 60.000 volúmenes, incluidos manuscritos de valor incalculable.
Por su parte, el Museo de Astronomía está abierto en el ala oeste, con un observatorio y planetario; y subiendo tres pisos, se puede llegar a la Torre Mágica, una impresionante plataforma de observación que ofrece las mejores vistas de la ciudad de Eger.